martes, 17 de enero de 2012

¿Ciudades que discriminan?


Por Rafael Verduzco

En nuestras ciudades encontramos que las formas de movilidad son limitadas en diversidad, articulación e integración. Por lo tanto, en la mayoría de los casos la elección del modo no se debe a las características del viaje a efectuar. Si no que responde a condiciones físicas de infraestructura, pero sobre todo a un factor aún más interesante y preponderante: a las condiciones socioeconómicas de los usuarios.


Los modos de transporte que predominan en nuestras ciudades se reducen a cuatro o cinco. En orden de jerarquía operacional encontramos en la parte más baja a las formas no motorizadas, peatonal y ciclista. Luego viene el transporte público individual y masivo o lo que se traduce a taxis y camiones. Para finalizar la pirámide, en el peldaño más alto encontramos el vehículo particular. Ahora bien, después de conocer las formas de movilidad más representativas proponemos la siguiente reflexión: ¿Cuáles son las formas de movilidad que representan mayor incomodidad, ineficiencia y riesgo sobre todo?

Pues curiosamente el orden de jerarquía operacional que se acaba de mencionar corresponde de manera inversa a las condiciones de mayor desventaja en calidad, infraestructura e inversión. Es decir, al mismo tiempo que las formas no motorizadas operan en la jerarquía preferencial más baja en las calles, son las que menos atención reciben. El fenómeno continúa de manera inversamente proporcional en los otros modos, hasta llegar al vehículo particular, donde sucede totalmente lo contrario al ejemplo de los desplazamientos no motorizados.

Sin embargo, por momentos pareciera que todos nos olvidamos de la esencia de la ciudad y el transporte. De nada vale hablar de transportes y formas de movilidad como si fueran entes independientes si no se piensa en los humanos. Ya que la movilidad es el resultado de la necesidad de desplazamiento de las personas.

En la cotidianidad, y confirmándolo así  los estudios de movilidad, se observa una relación generalizada entre los modos de transporte y las diferentes clases socioeconómicas. Observamos que los modos de transporte posicionados en la escala baja de la pirámide operacional corresponden a las clases socioeconómicas bajas. Al mismo tiempo que estos modos son los que representan mayor riesgo, ineficiencia e incomodidad.

Al final, con la dinámica existente tenemos la mezcla perfecta para una estructura social que discrimina. Encontrando desigualdad, injusticia social, espiral económica negativa, desarrollo social en reversa y polarización social. En otras palabras. Los estratos sociales más vulnerables por sus diversas condiciones como es edad, ya sea niños o ancianos, género, posición económica, discapacitados, etc., son los que día a día viven en mayor riesgo y menores oportunidades.

Pero dejemos el análisis y retórica de lado para mirar en las calles, donde veremos lo que aquí trato de decir. Ancianos desvalidos, clase trabajadora, amas de casa, trabajadores de la construcción son los que terminan desplazándose a píe o en bicicleta, y tristemente porque muchas veces no pueden acceder ni al transporte público. Desafortunadamente ellos son los que tienen más probabilidades de ser protagonistas de una nota fatal por accidente en las calles, que luego veremos en los periódicos sin pensar que ellos también fueron padres, madres, hijos, hermanos.

Y luego nos preguntamos, ¿Dónde están las instituciones?¿Dónde están los departamentos, direcciones y secretarías sociales?¿A dónde van las inversiones?¿Más para los menos? El problema de la movilidad no es sencillo, no es únicamente técnico, es social, es ciudadano. La ciudad termina por ser el reflejo del sistema de gobierno y a su vez de la población. ¿Tú qué haces para cambiarlo?



3 comentarios:

  1. El estado es la expresión de las clases dominantes...es cierto que ya no es sólo cuestión de solucionar un problema de transporte, sabemos que todo comienza por la ciudad que hemos creado; pero donde termina?, no se puede seguir viviendo con el mero fin de sobrevivir a este tipo de atmósferas citadinas, "tugurios", y como dice Robert Park: "...hasta ahora no hemos comprendido la naturaleza de nuestra misión, debemos primero reflexionar acerca de la manera en que hemos sido hechos y rehechos por un proceso urbano provocado por poderosas fuerzas sociales".

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  2. Muy buena reflexión Rafa!! que lastima que sea una triste realidad en nuestro país, y claro no será fácil cambiar una cultura y forma de pensar que se ha llevado por muchos años, sobre todo cuando los principales promotores de este tipo de "etiquetas socioeconómicas" son nuestros representantes, por ello es tan importante demostrar que un tipo de transporte no te hace ni mejor, ni peor persona. Debemos empezar a pensar de forma inteligente... si no queremos ver por el beneficio de la sociedad en general, es tan sencillo como empezar por el beneficio de nosotros mismos al paso de los años. Aquí en México aún falta mucho por hacer, pero se puede y un buen ejemplo son varios países sobretodo de Europa, donde el tipo de transporte no es un indicador del nivel socioeconómico, si no un estilo de vida.

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  3. Lo más lamentable es que hasta ahora se sigue promoviendo la individualidad y la "comodidad" de un automovil como simbolo de éxito y autonomía. Las alianzas corruptas del Estado con los transportistas nos mantienen con una transporte público terrible, la ciudad sigue creciendo con patrones de modernidad que comporobado está, lo que menos traen es desarrollo. A mi me queda claro que la clase política no entiende y que nos toca buscar otras formas de hacer las cosas. Bien Rafa, quiza aun no sabemos como pero estos espacios hacen falta, saludos.

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